LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
Unidad
de Aprendizaje: Psicología Educativa Nombre del Profesor: Elías Gabriel Pérez Canto.
Semestre:
5º A Fecha:
San Fco. De Campeche, Camp; a 5 de Septiembre del 2012
Nombre
del alumno: Gustavo Ezequiel Fuentes
Landa. Ensayo
Aprender a aprender.
Volviéndonos maestros del aprendizaje, nos permitirá
responder con efectividad a cualquier cambio.
Obtener
un grado tal, el de maestro, no es la condición de saber los suficiente como
para seguir aprendiendo… al contrario, es una búsqueda constante, manteniendo
el espíritu de estudiante, de estar alerta y abierto a nuevas posibilidades
creativas.
Vagamente palpaba mis dudas acerca del
aprendizaje y la cuestión de “¿que necesito para aprender?” y bien comprendo
del texto1 lo que se necesita primero: reconocer que no se sabe.
Así como
la finalidad de algunos procesos terapéuticos, tal sería el caso de llegar a la
aceptación, es imprescindible tomar conciencia para no quedarse estancado en la
frustración del aprendizaje… es el hecho de no estar dispuestos a percibir
conscientemente el espacio entre lo que se desea hacer y lo que se puede hacer.
En aquel
“poder hacer” de nosotros, se encuentra la resolución de problemas. Siendo casi
siempre de primer interés darle salida a los problemas para no agobiarse o
tener el pendiente, dos vertientes del aprendizaje son las reactivas y
proactivas.
La
energía para el cambio proviene del deseo de salir de algo indeseable, este
esfuerzo es considerado reactivo en comparación del proactivo que se expresa
como la energía (para el cambio) que surge del deseo de alcanzar una visión.
La visión implica donde se quiere estar, que
se quiere ser, o tal vez lo que se quiere tener.
Muchas
personas y organizaciones solo se sienten motivadas al cambio por factores extrínsecos
ya sean las crisis, necesidades básicas, problemas, entre otros. Esto hace que
para aprender o más ampliamente para crecer, necesiten caer una y otra vez…
Ciertamente,
de mucho caer no se reduce el impacto de las caídas y siguen siendo tales que
tal vez generaran ansiedad, dolor, miedo, resentimiento y resignación. Otras
personas y organizaciones responden mejor a ese deseo o impulso de desarrollar
su máximo potencial.
La misma
necesidad de cambiar el estilo de vida, las costumbres, los resultados, recae a
conciencia de la persona una visión de mejorar. Enfrentando los desafíos
diarios de la vida, como parte del camino en el aprendizaje, los sentimientos
serán de serenidad, apertura, confianza, paz y entusiasmo.
“si
buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”2 Con ello
expreso que si en realidad se pretende aprender, hay que dejar de “no saber” y
emprenderse en la tarea de aceptar para lograr… sin embargo, el camino no es
fácil.
De
ciego a ignorante, de ignorante a
principiante y de principiante a experto. El indudable camino para aprender
implica una labor ardua así como un progreso al sobreponerse de las barreras o
conflictos.
El ciego
no solo no sabe, ni siquiera sabe que no sabe. Aquella persona que en un primer
momento parece un infante, es inocente… inocente por el hecho de que es
incompetente e incapaz de realizar una determinada tarea. Es notorio su estado
ya que “no sabe” lo que está haciendo.
Interesante
es el afirmar que el ciego puede generar grandes sufrimientos, ya que su falta
de conciencia puede ser perjudicial o hasta destructiva para quienes le rodean…
ir caminando, tropezar y tirar algo sumamente valioso, aclarado el hecho de que
ocurrió sin mala intención, es un ejemplo del accidentado ciego.
Los
observadores y las víctimas son conscientes de las consecuencias que el
accidentado ciego no tiene presente… sucede que este carece de tal consciencia;
Suele frustrar y fastidiar a los que deben tratar con él, sin embargo, él no
siente ningún dolor, ninguna culpa o algún remordimiento.
Todos
los seres humanos tenemos un cierto grado de ceguera, Por lo tanto, todos
podemos encontrar oportunidades de mejorar en las relaciones mediante la
investigación del sufrimiento que nos rodea.
Al
sugerir una investigación del sufrimiento que nos rodea, me refiero a preguntar
cuando sea pertinente, así como observar, el estado de ánimo de las personas o
el cómo se sienten.
Tomando
consciencia de las cosas, aquel ciego descrito anteriormente dejará de serlo y
se transformará en un “ignorante”. La diferencia entre ellos es que el
ignorante sabe que no sabe; el ignorante es consciente de su incompetencia.
Ya en
una parte avanzada del camino, el ignorante puede elegir de entre 3 senderos…
primeramente sería el “ausentarse” abandonando por completo el campo de acción
que lo involucraba, es decir, si alguien descubre que no sabe bailar
(hipotéticamente suponiendo que está en una reunión numerosa) puede decidir que
no quiere aprender y que no tratará de bailar.
Seguidamente,
el sendero del “cretino” puede ser tomado por el ignorante y esto sería
mantenerse en el campo de acción sabiendo que no sabe pero fingiendo saber.
Retomando el ejemplo de bailar, el “ignorante - cretino” aun sabiendo que no
sabe bailar intentará hacerlo, o consciente de la propia inhabilidad insistirá
en no necesitar la ayuda de un experto.
Tal vez
pueda generar problemas para los otros invitados o para alguno que tenga la
fortuna de toparse con él, pero, también se inflige gran cantidad de
sufrimiento a sí mismo. Hay pocas cosas más estresantes que tener que fingir
que uno sabe, cuando de hecho, es consciente de que no sabe.
Finalmente,
el ignorante puede decidir transformarse en “principiante” comprometiéndose con
el aprendizaje y con el aumento de la efectividad. Podrá dejar de ser
incompetente, para hacerse competente.
Convirtiéndose
en estudiante, su apariencia presente privilegiará su competencia futura. Es
decir, al declararse como tal asumirá la responsabilidad de crecer
competitivamente, responsable de su destino.
Tomar la
decisión, siendo ignorante, de reconocerse como principiante permitirá cometer
errores sin recriminarse, ya que sabe que la única manera de aprender es tratar
de hacer cosas que exceden su área de competencia. Sin duda alguna, buscar un
maestro y darle permiso o autoridad para ayudarlo es altamente viable. Viable
por el hecho de que un buen maestro es respetuoso de la integridad del
principiante y está dispuesto asociarse con él para asistirlo en el desarrollo
de sus competencias.
Es
fundamental generar un marco de confianza entre principiante y maestro, de esta
manera permitirá la fluidez del aprendizaje. Por cierto… no hay atajos
facilistas en el camino del aprendizaje; es necesario transmitirlo paso a paso.
5 etapas
proponen Hubert y Stuart en su libro Mind
Over Machine3 mencionando que un novicio o
principiante es aquel donde el aprendiz identifica un campo de acción y admite
que no puede operar con efectividad en este dominio. En la segunda etapa,
aprendiz adelantado, independientemente del contexto al que se enfrenta éste
evoluciona en su desempeño hasta llegar a un nivel “aceptable” ofreciendo una
competencia mínima y siempre bajo la tutela del instructor.
Aquella
tercera etapa que menciona al aprendiz como “competente”, ya se tiene
suficiente experiencia en situaciones reales del mundo como para realizar en
forma apropiada una determinada tarea, pero solo si lo organiza a través de una
serie de pasos secuenciales en forma de reglas.
En la
cuarta etapa, se menciona como “diestro” a aquel que combina el pensamiento
analítico con una ejecución casi automática de la tarea y con una cierta dosis
de intuición. “un experto sabe generalmente qué hacer”, efectivamente en la
quinta etapa el experto a partir de sus experiencias concretas, la acción no es
lógica ni racional, sino intuitiva, basada en lo que la persona estima que
puede ser lo mejor en ese momento.
El
experto es capaz de actuar sin pensar, se ha movido al terreno de la
competencia inconsciente. El peligro es en caer a lo que se denomina
“incompetencia experta” donde habiendo alcanzado un cierto nivel de
competencia, ignoran los cambios en las condiciones del entorno. Siendo este
entorno modificable con cambios continuos, es necesario tener consciente para
el experto de las limitaciones de su destreza sino puede quedar obsoleto y
reducir la efectividad.
Como
última etapa del aprendizaje se encuentra la maestría. Manteniendo el espíritu
de estudiante, estar abiertos y alertas a nuevas posibilidades creativas son
algunas características que como maestro se supera al experto… siendo que al
experto por estar inmerso en su competencia inconsciente se le escapan.
Cabe mencionar que la mayoría de las personas tienen
grandes dificultades para aprender, esto es claro a los enemigos del
aprendizaje… aprender no es nunca lo que uno se imagina, y esa misma
imaginación conlleva, algunas veces, frustraciones, miedos, decepciones.
El miedo reduce las esperanzas y denigra la tarea de
crecer en el aprendizaje. Al hombre que se detiene y retracta del camino ya
recorrido no le pasa nada, solamente no aprende.
Quedarse atrapado en la ilusión de que no tiene nada que
aprender, a eso se le llama ceguera. Quebrar la imagen por la revelación de
áreas donde la ignorancia e incompetencia induce a la persona a preferir sufrir
antes de admitir la necesidad de aprender y esto se llama miedo.
La vergüenza, el orgullo, la arrogancia, la pereza,
impaciencia y desconfianza… atribuciones que son impedimentos para la fluida
secuencia del aprendizaje y por tanto, es necesario tomar siempre en cuenta.
El saber útil es el “saber cómo”, no el “saber qué”. Es
más importante comprender y constantemente aprender que lo más útil no es saber
cómo hacer algo específico porque poco a poco va quedando obsoleto eso que
sabes y sumamente diestro puedes ser… saber cómo aprender nuevas tareas o
desarrollar conocimientos eso es lo prioritario.
Volviéndonos maestros del aprendizaje, nos permitirá responder con
efectividad a cualquier cambio.
Referencias
1.- Senge, Peter: La
quinta disciplina en la práctica. Ed.
Granica, Buenos Aires, 1993.
2. - Albert
Einstein.
3. -
Dreyfius, Hubert y Stuart: Mind over
Machine, the Free Press, 1988.
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