miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ensayo



hum.jpg    LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
Unidad de Aprendizaje: Psicología Educativa  Nombre del Profesor: Elías Gabriel Pérez Canto.
Semestre: 5º A                                         Fecha: San Fco. De Campeche, Camp; a 5 de Septiembre del 2012
Nombre del alumno: Gustavo Ezequiel Fuentes Landa.                      Ensayo

Aprender a aprender.

Volviéndonos maestros del aprendizaje, nos permitirá responder con efectividad a cualquier cambio.
Obtener un grado tal, el de maestro, no es la condición de saber los suficiente como para seguir aprendiendo… al contrario, es una búsqueda constante, manteniendo el espíritu de estudiante, de estar alerta y abierto a nuevas posibilidades creativas.
 Vagamente palpaba mis dudas acerca del aprendizaje y la cuestión de “¿que necesito para aprender?” y bien comprendo del texto1 lo que se necesita primero: reconocer que no se sabe.
Así como la finalidad de algunos procesos terapéuticos, tal sería el caso de llegar a la aceptación, es imprescindible tomar conciencia para no quedarse estancado en la frustración del aprendizaje… es el hecho de no estar dispuestos a percibir conscientemente el espacio entre lo que se desea hacer y lo que se puede hacer.
En aquel “poder hacer” de nosotros, se encuentra la resolución de problemas. Siendo casi siempre de primer interés darle salida a los problemas para no agobiarse o tener el pendiente, dos vertientes del aprendizaje son las reactivas y proactivas.
La energía para el cambio proviene del deseo de salir de algo indeseable, este esfuerzo es considerado reactivo en comparación del proactivo que se expresa como la energía (para el cambio) que surge del deseo de alcanzar una visión.
 La visión implica donde se quiere estar, que se quiere ser, o tal vez lo que se quiere tener.
Muchas personas y organizaciones solo se sienten motivadas al cambio por factores extrínsecos ya sean las crisis, necesidades básicas, problemas, entre otros. Esto hace que para aprender o más ampliamente para crecer, necesiten caer una y otra vez…
Ciertamente, de mucho caer no se reduce el impacto de las caídas y siguen siendo tales que tal vez generaran ansiedad, dolor, miedo, resentimiento y resignación. Otras personas y organizaciones responden mejor a ese deseo o impulso de desarrollar su máximo potencial.
La misma necesidad de cambiar el estilo de vida, las costumbres, los resultados, recae a conciencia de la persona una visión de mejorar. Enfrentando los desafíos diarios de la vida, como parte del camino en el aprendizaje, los sentimientos serán de serenidad, apertura, confianza, paz y entusiasmo.
“si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”2 Con ello expreso que si en realidad se pretende aprender, hay que dejar de “no saber” y emprenderse en la tarea de aceptar para lograr… sin embargo, el camino no es fácil.
De ciego  a ignorante, de ignorante a principiante y de principiante a experto. El indudable camino para aprender implica una labor ardua así como un progreso al sobreponerse de las barreras o conflictos.
El ciego no solo no sabe, ni siquiera sabe que no sabe. Aquella persona que en un primer momento parece un infante, es inocente… inocente por el hecho de que es incompetente e incapaz de realizar una determinada tarea. Es notorio su estado ya que “no sabe” lo que está haciendo.
Interesante es el afirmar que el ciego puede generar grandes sufrimientos, ya que su falta de conciencia puede ser perjudicial o hasta destructiva para quienes le rodean… ir caminando, tropezar y tirar algo sumamente valioso, aclarado el hecho de que ocurrió sin mala intención, es un ejemplo del accidentado ciego.
Los observadores y las víctimas son conscientes de las consecuencias que el accidentado ciego no tiene presente… sucede que este carece de tal consciencia; Suele frustrar y fastidiar a los que deben tratar con él, sin embargo, él no siente ningún dolor, ninguna culpa o algún remordimiento.
Todos los seres humanos tenemos un cierto grado de ceguera, Por lo tanto, todos podemos encontrar oportunidades de mejorar en las relaciones mediante la investigación del sufrimiento que nos rodea.
Al sugerir una investigación del sufrimiento que nos rodea, me refiero a preguntar cuando sea pertinente, así como observar, el estado de ánimo de las personas o el cómo se sienten.
Tomando consciencia de las cosas, aquel ciego descrito anteriormente dejará de serlo y se transformará en un “ignorante”. La diferencia entre ellos es que el ignorante sabe que no sabe; el ignorante es consciente de su incompetencia.
Ya en una parte avanzada del camino, el ignorante puede elegir de entre 3 senderos… primeramente sería el “ausentarse” abandonando por completo el campo de acción que lo involucraba, es decir, si alguien descubre que no sabe bailar (hipotéticamente suponiendo que está en una reunión numerosa) puede decidir que no quiere aprender y que no tratará de bailar.
Seguidamente, el sendero del “cretino” puede ser tomado por el ignorante y esto sería mantenerse en el campo de acción sabiendo que no sabe pero fingiendo saber. Retomando el ejemplo de bailar, el “ignorante - cretino” aun sabiendo que no sabe bailar intentará hacerlo, o consciente de la propia inhabilidad insistirá en no necesitar la ayuda de un experto.
Tal vez pueda generar problemas para los otros invitados o para alguno que tenga la fortuna de toparse con él, pero, también se inflige gran cantidad de sufrimiento a sí mismo. Hay pocas cosas más estresantes que tener que fingir que uno sabe, cuando de hecho, es consciente de que no sabe.
Finalmente, el ignorante puede decidir transformarse en “principiante” comprometiéndose con el aprendizaje y con el aumento de la efectividad. Podrá dejar de ser incompetente, para hacerse competente.
Convirtiéndose en estudiante, su apariencia presente privilegiará su competencia futura. Es decir, al declararse como tal asumirá la responsabilidad de crecer competitivamente, responsable de su destino.
Tomar la decisión, siendo ignorante, de reconocerse como principiante permitirá cometer errores sin recriminarse, ya que sabe que la única manera de aprender es tratar de hacer cosas que exceden su área de competencia. Sin duda alguna, buscar un maestro y darle permiso o autoridad para ayudarlo es altamente viable. Viable por el hecho de que un buen maestro es respetuoso de la integridad del principiante y está dispuesto asociarse con él para asistirlo en el desarrollo de sus competencias.
Es fundamental generar un marco de confianza entre principiante y maestro, de esta manera permitirá la fluidez del aprendizaje. Por cierto… no hay atajos facilistas en el camino del aprendizaje; es necesario transmitirlo paso a paso.
5 etapas proponen Hubert y Stuart en su libro Mind Over Machine3 mencionando que un novicio o principiante es aquel donde el aprendiz identifica un campo de acción y admite que no puede operar con efectividad en este dominio. En la segunda etapa, aprendiz adelantado, independientemente del contexto al que se enfrenta éste evoluciona en su desempeño hasta llegar a un nivel “aceptable” ofreciendo una competencia mínima y siempre bajo la tutela del instructor.
Aquella tercera etapa que menciona al aprendiz como “competente”, ya se tiene suficiente experiencia en situaciones reales del mundo como para realizar en forma apropiada una determinada tarea, pero solo si lo organiza a través de una serie de pasos secuenciales en forma de reglas.
En la cuarta etapa, se menciona como “diestro” a aquel que combina el pensamiento analítico con una ejecución casi automática de la tarea y con una cierta dosis de intuición. “un experto sabe generalmente qué hacer”, efectivamente en la quinta etapa el experto a partir de sus experiencias concretas, la acción no es lógica ni racional, sino intuitiva, basada en lo que la persona estima que puede ser lo mejor en ese momento.
El experto es capaz de actuar sin pensar, se ha movido al terreno de la competencia inconsciente. El peligro es en caer a lo que se denomina “incompetencia experta” donde habiendo alcanzado un cierto nivel de competencia, ignoran los cambios en las condiciones del entorno. Siendo este entorno modificable con cambios continuos, es necesario tener consciente para el experto de las limitaciones de su destreza sino puede quedar obsoleto y reducir la efectividad.
Como última etapa del aprendizaje se encuentra la maestría. Manteniendo el espíritu de estudiante, estar abiertos y alertas a nuevas posibilidades creativas son algunas características que como maestro se supera al experto… siendo que al experto por estar inmerso en su competencia inconsciente se le escapan.
Cabe mencionar que la mayoría de las personas tienen grandes dificultades para aprender, esto es claro a los enemigos del aprendizaje… aprender no es nunca lo que uno se imagina, y esa misma imaginación conlleva, algunas veces, frustraciones, miedos, decepciones.
El miedo reduce las esperanzas y denigra la tarea de crecer en el aprendizaje. Al hombre que se detiene y retracta del camino ya recorrido no le pasa nada, solamente no aprende.
Quedarse atrapado en la ilusión de que no tiene nada que aprender, a eso se le llama ceguera. Quebrar la imagen por la revelación de áreas donde la ignorancia e incompetencia induce a la persona a preferir sufrir antes de admitir la necesidad de aprender y esto se llama miedo.
La vergüenza, el orgullo, la arrogancia, la pereza, impaciencia y desconfianza… atribuciones que son impedimentos para la fluida secuencia del aprendizaje y por tanto, es necesario tomar siempre en cuenta.

El saber útil es el “saber cómo”, no el “saber qué”. Es más importante comprender y constantemente aprender que lo más útil no es saber cómo hacer algo específico porque poco a poco va quedando obsoleto eso que sabes y sumamente diestro puedes ser… saber cómo aprender nuevas tareas o desarrollar conocimientos eso es lo prioritario.



Volviéndonos maestros del aprendizaje, nos permitirá responder con efectividad a cualquier cambio.




Referencias

1.- Senge, Peter: La quinta disciplina en la práctica. Ed. Granica, Buenos Aires, 1993.
2. - Albert Einstein.
3. - Dreyfius, Hubert y Stuart: Mind over Machine, the Free Press, 1988.


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